miércoles, 22 de agosto de 2007

Al Gore y mi tía Ramona


Nos visitó Al Gore hace unos días y nos vino a decir que el calentamiento de la tierra está grueso y que en serio debemos de asustarnos y hacer algo, porque ese calentamiento es culpa del hombre (o sea que las malvadas hembras aparentemente no tienen nada que ver en el asunto, porque los más calientes son los hombres, ya se sabe). Pero luego me enteré que el gringo Gore ese, se carga una mansión de 20 recámaras y 8 baños, todas con su aire acondicionado y calentador central (cual Debora Kerr, perdón, cual debe de ser); o sea, que él es más culpable que yo de lo que pasa.


Y, ahora que lo recuerdo ¿no que Groenlandia fue hace varios fujillones de años muy cálida? Pues si, pero luego le pasó lo que a mi tía Ramona que se fue enfriando y enfriando y enfriando la muy sonsa y... pos ya no le visitan el centro chicloso... por fría.


Nota: la fotografía corresponde a una parte de mi tía Ramona antes de groenlandianizarse.

Higinio Della Chi


domingo, 19 de agosto de 2007

La izquierda mexicana



Realmente es de chisguete esta izquierda. El titular del Reforma del 18 de agosto de 2007 dice: “Hace PRD trampa... ¡en su congreso!”. Luego agrega: “Aparecen 606 votos con solo 499 delegados en una mesa. Votaciones con más sufragios que delegados registrados, tomas de tribuna (especialidad de la casa), enfrentamientos verbales, empujones y protestas fueron las características del segundo día del Congreso Nacional perredista”. Como dijo Pompín: “Qué bonita familia, qué bonita familia”. Con esta izquierda, no necesitamos enemigos. La izquierda debería de ser un baluarte de la sensatez y de las ideas progresistas, pero estas prácticas de la izquierda se parecen más a las del dictador del Otoño del Patriarca. Imaginan que a la mayoría de la gente le gusta que vociferen de todo (ahora hasta de sí mismos). Que es un deleite para el pueblo oponerse a lo que sea y que la raza disfruta siempre con el rechazo irracional. No es que sean inválidas esas prácticas, sino que ya es lo mismo siempre y no parece que esto sea una actividad productiva. Reforma (páginas adentro) dice que las pugnas internas y el megaplantón tuvieron saldos negativos y que estás cosas lo que han rendido es pérdida de votos.


El objetivo es correcto: “Primero los pobres”, pero los métodos son inadecuados. Creo que solo si atendemos primero a los que menos tienen (dinero, bienes, educación, salud, justicia, oportunidades, etc.), llegaremos a tener un país digamos, decente. Pero nuestra izquierda es lo que sea menos una organización progresista. Creen que por estar a favor del aborto, del feminismo, contra el racismo, a favor del movimiento gay, el ecologismo y a favor de grupos o minorías desprotegidas como los ancianos, los migrantes, los indígenas, etc.; se pueden entonces dar el lujo de aliarse con los sindicatos más retrógrados, con los grupos delincuenciales más beligerantes, marginarse de la ley, desquiciar las ciudades un día si y otro también y arropar delincuentes y pillos de toda clase. Yo creo que la mayoría de la gente está a favor de esos grupos marginales y de esas ideas progresistas y la mayoría votaría por un partido que no solo enarbolara estas banderas sino que lo hiciera de manera madura e inteligente. No corrupta y chicharronera como de hecho ocurre con nuestra izquierda.

Periódico La Jornada (7 de julio de 2005)
"Después de permanecer ocho meses detenido en el Reclusorio Sur para enfrentar varios procesos por delitos de promoción de conductas ilícitas, electorales y tres acusaciones por lavado de dinero -una del fuero común y dos del federal-, ayer el ex perredista René Bejarano Martínez recuperó su libertad, luego de que un día antes el quinto tribunal unitario del Distrito Federal lo absolvió de los dos cargos graves que le fincó la Procuraduría General de la República (PGR) por el supuesto lavado de 11 millones de pesos".

Futmex

He sido un aficionado del fútbol pero sin pasiones. Nunca corro a casa para llegar a ver un partido. Soy una especie de frígido del fut. Cuando era adolescente me aficioné por el Necaxa. Esta afición es de una soledad increíble, pasan miles de días antes de encontrar un aficionado al Necaxa. La desolación en los estadios es pavorosa. Llegué a creer que era cierto el chiste aquel del aficionado del Necaxa que al llegar al estadio no le anuncian las alineaciones con el texto clásico: “Estimable público, las alineaciones”; sino que, si juega el Necaxa, le dicen: “Don Higinio, las alineaciones”. Me gusta presumir a mis amigos que los únicos dos aficionados del Necaxa somos el expresidente Zedillo y yo; ¡Uta! Qué afinidades. La llegada del Necaxa a Aguascalientes es una verdadera debacle, miles y miles de hidrocálidos se han vuelto necaxistas; que desgracia ya no hay soledad, ni privacía, ni exclusividad. ¡Zedilloooo! tenemos que mudar rápidamente de preferencias por algo más sutil y desconocido como el Cuautla o algo así. De plano, nos urge.

Me gusta ver los partidos de fútbol que lo ameritan, pero me decepciona que no haya goles. “Su majestad el gol” (como dicen los mamones comentaristas de TV) es lo más importante y es una mofa y una befa que mires como idiota un partido y no haya goles o escasamente caiga uno. Así que mi propuesta va toda encaminada a mirar goles y más goles durante un partido. Es una soberana chingadera que los aficionados al basketbol miran entre 90 y 100 canastas por partido y los futboadictos pueden ir y desgañitarse durante 90 minutos por nada.

Es increíble que siendo yo un frígido del tema tenga una propuesta que, la verdad, la debería de escuchar el Sr. Blatter (el “Mero mero” de la FIFA) y sus compinches y si no les gusta, porque son unos conservadores y tradicionalistas trasnochados de “lo pior”, la deberíamos de adoptar en México con el nombre de Futmex y cuando se popularice existirá la Asociación Internacional de Futmex y todas esas paparruchas asociadas a la vendimia y el mercadeo ¿cómo la ves?

Mi propuesta, con sus respectivas justificaciones, es la siguiente:

1. Habría que hacer la portería ligeramente más grande, unos 25 ó 30 cm más alta y unos 40 ó 50 cm más ancha.
Justificación: los porteros bien colocados seguirán atajando goles y los delanteros con la pólvora mojada seguirán fallándolos pero, habrá más goles, no hay duda.

2. Que se valgan más cambios durante el partido.
Justificación: Casi siempre, al final de los partidos, los jugadores no rinden, están muy cansados, el juego decrece un poco, hay unos cuantos cambios pero es todo un acertijo para el entrenador sacar a un buen jugador porque está cansado. Si se crea un “cajón de cambios” en el centro de la cancha en la línea de banda, se podría reglamentar el cambio de manera que quien va a entrar tenga que estar en el cajón de cambio y solo podrá ingresar a la cancha si el jugador al que substituye llega al cajón y le entrega una banda que porte en el brazo como la que suele portar el capitán del equipo. No se requiere que salga la pelota o se detenga el partido para efectuar el cambio. Que no haya límite de cambios. Los jugadores expulsados no pueden regresar a la cancha. Corolario: jugadores más frescos, más jugadas y más goles.


3. Que el área grande sea más grande y esa sea la zona de off side o fuera de lugar.
Justificación: La maldita regla 11 para lo único que sirve es para que no caigan goles. ¡Ah chirrión! ¿Pues qué, no se trata de que caigan? Se abriría más el juego y las probabilidades de gol se incrementarían.

Cuál sería el problema; pues, que toda la estadística de años hay que cerrarla porque esto sería algo nuevo. Que parta un rayo las oficinas de todos los partidos políticos si con esto no mejora el futbol.

sábado, 18 de agosto de 2007

Mentes diminutas



Realmente somos una especie de mente diminuta. Hemos parcelado el mundo en regiones conquistadas a las que llamamos países y las hemos llenado de lealtades, tradiciones, rencores, nacionalismos, banderas y pasaportes; y para defender estos constructos artificiosos creamos los tanques, las balas, las bombas, los ejércitos; luego redoblamos los nacionalismos y los exaltamos y machacamos día a día como lluviecita jodedora para justificar todo tipo de atrocidades. Esa es la historia de la humanidad.


Desde el nacimiento de la Unión Europea (1952), poco a poco los países de Europa han ido creando una gran unidad y se han ido ayudando unos a otros, transfiriendo recursos de la Unión para los que tienen menos con el objeto de que los más pobres crezcan económicamente y todos sean una comunidad más igualitaria; de igual manera se han relajado las fronteras, se han hecho numerosos acuerdos de intercambio y de libre tránsito de personas y mercancías y los estudiantes y trabajadores pasan con más libertad de un país a otro sin problemas. Sin embargo, nada más cruzar el mediterráneo, en África, lo que predomina es la pobreza, la incultura y la marginación, la enfermedad y el desaliento. ¿Qué, no es posible ver a la humanidad como una gran hermandad? ¿Qué beneficios obtienen los europeos de tener unos vecinos paupérrimos? ¿No deberíamos como raza humana transferir más recursos a quienes tienen menos para reducir el hambre, la marginación, el analfabetismo y la insalubridad? Creo que a todos nos vendría mejor una sociedad mundial más igualitaria y con menos injusticias. En los países menos desarrollados las distancias entre ricos y pobres son muy grandes, eso exactamente es el mundo si lo vemos como un gran país, un lugar donde las distancias entre ricos y pobres son enormes. Pero si lo miramos bien, a nadie beneficia esa ignorancia y marginación. Sería mejor una sociedad mundial en la que lo que ahora son países subdesarrollados (para usar ese eufemismo economicista, en lugar de “jodidos” que es la palabra correcta) no lo fueran tanto y hubiera más educación y menos insalubridad y por lo tanto menos deseos de emigrar y serían más lindos y más visitables y con menos agresión entre unos y otros y con más creatividad en todos los órdenes. Pero preferimos las fronteras, los nacionalismos a ultranza y los pasaportes.

jueves, 9 de agosto de 2007

El arte de cacarear los errores



El exiguo Jefe de Gobierno del Detrito Federal (México DF), señor Marcelo Ebrard, ha anunciado el día de hoy que se va a construir la línea 12 del metro (de Tláhuac a Av. Revolución) que, con 24 Km de longitud, deberá quedar terminada en septiembre de 2010, “como parte de los festejos del bicentenario” (sic). ¿Se necesita la línea 12 del metro? Sin duda. ¿Dónde está el error en todo esto?

Nuestras populistas administraciones perredistas de la ciudad llevan la friolera de ¡7 años! sin hacerle nada al metro, sin construirle ni un metro al metro, y ahora vienen a vendernos que esta decisión es una genialidad y que debemos estar agradecidos por tanta generosidad de su parte; o sea, la idiotez de no hacer nada (porque los túneles bajo tierra no se ven y urgía mucho el dinero para hacer segundos pisos) se convierte en prenda de honor cuando por fin se toma la decisión de poner el dinero donde debe ser y aprovechando el viaje lo hacemos parte de la parranda del bicentenario con lo cual debemos de estar doblemente agradecidos (aplausos). No sé por qué todo esto me suena a inciensos y loas como las que había que echarle a Don Porfirio hace casi 100 años.


Pero ¿quieres leer cómo una idiotez se puede convertir en una genialidad? En abril pasado, la asamblea del DF propuso que se diseñe un “programa de emergencia” para lo que podría ser una catástrofe ya que el drenaje profundo ha perdido la pendiente necesaria para desaguar y la caca que debe de irse río abajo (como Dios y las leyes de la física mandan), podría regresarse y convertir al centro de la ciudad en un lago de mierda.

Guillermo Sheridan escribió en su blog lo siguiente: “El Sr. López Obrador prefirió gastarse miles de millones en otro tipo de vialidades. Son obras que se ven y se sienten, aéreas y monumentales, inaugurables y esplendentes. Pedantería de riquillo, optó por ponerle balcones de marmolina a la casa mientras los baños se desbordan. Se entiende: ¿cómo hacer campaña con un lago de mierda? Bien mirado, es hasta una inversión: cuando llegue la catástrofe, el Presidente se pondrá un traje de buzo, visitará el desastre, girará instrucciones, dirá que se trató de un complot y, entre la ovación popular, repartirá papel higiénico (con logo)”.

Ves, esa es la política de baratillo, el arte de cacarear las idioteces. La idiotez de no haber hecho nada en 12 años es ahora prenda de honor. Qué linda manera de tomarle el pelo a medio mundo.

sábado, 4 de agosto de 2007

Protagonismo presidencial (mucho ruido, pocas nueces)

En una ocasión le preguntaron a Jorge Luis Borges cuál sería el mejor país para vivir y él dijo: “si usted llega a un país y pregunta quién es el presidente y la gente no sabe quién es el presidente, ese es un buen país para vivir”. Ahora bien, si preguntas al ciudadano medio francés o alemán quién es el presidente de Venezuela, qué duda cabe, te responderán que es Hugo Chavéz así que no solo saben quien es el mandatario de su país sino que conocen al de ¡Venezuela!; ¿es esa respuesta producto de un pueblo culto? Imagino que no, porque si preguntas quién es el mandatario de Dinamarca, lo más probable es que estos ciudadanos medios no lo sepan. Sin embargo, los ciudadanos de Dinamarca tienen una calidad de vida muy superior a los ciudadanos venezolanos (o sea, que Venezuela y para el caso, toda Latinoamérica, “mucho ruido, pocas nueces”).

En estos tiempos (y supongo que también en los otros), los políticos parlotean mucho, declaran mucho, abren demasiado la boca, practican ese deporte de alto riesgo que es prometer, prometer y no cumplir; casi todos tienen una pasión desbordada por el protagonismo y les urge muchísimo pasar a la historia como prohombres y ser inmortales y todas esas cursilerías y pedanterías de mentes diminutas, juegan para la tribuna y no para su equipo (el país). Sería más lindo y elegante que tuviéramos un presidente que fuera un funcionario que solo hace bien su trabajo (no necesitamos más) sin prometer idioteces que no va a cumplir, sin agredir a sus enemigos o adversarios políticos, sin defenderse agresivamente de todos los ataques y críticas, sin responder como idiota a todas las críticas que llegan del extranjero y que, por otro lado, hiciera un plan de trabajo sensato de lo que sensatamente se puede hacer durante la duración de su mandato y cumplirlo. No saben los tontos políticos lo agradecidísimos que quedarían los ciudadanos.