
Escuché en la radio que Alejandra Barrales (Secretaria de Turismo del DF) va a organizar (¿o ya organizó?) unos “tours” con agentes de viajes extranjeros para que visiten el DF, se maravillen de las bellezas citadinas y promuevan, en sus países, viajes a “La ciudad de la esperanza” de la que, por cierto, cada día estamos más orgullosos. Las siguientes son algunas ideas de tours o recorridos para que la flamante secretaria no se devane los sesos pensando en el qué y en el cómo de las cosas que les debe mostrar a sus invitados:
Tour # 1
Panorámica de marchas y plantones desde el Hotel Meliá Reforma.
Un guía de DF Tours pasa al hotel a re-coger a los turistas y, para empezar, nuestro representante se los alburéa. Luego, con toda impropiedad los conducirá a la parada del microbús más cercano y los traslada mediante 7 transbordos microbuseros hasta el Hotel Melía situado estratégicamente en la confluencia de Reforma, Bucarelí, La Torre del Caballito y el plantón eterno de la inconformidad. En esta esquina estratégica, como ya sabemos, las probabilidades de ocurrencia de una marcha sobre Paseo de la Reforma son, de acuerdo con el INEGI, de 99.83%. Se les advierte a los turistas que usen sus camaritas Fuji, Canon o Samsung porque lo que ven no es un montaje ni una escenificación sino que es una protesta real; el trafico se ha desquiciado por quincuagésima ocasión en los primeros 50 días del año, los automovilistas desesperados en realidad lo están y los bocinazos y mentadas son encabronamiento real y parte de la idiosincrasia chilanga (ni más, ni menos). Los marchistas efectivamente han sido pagados pero no para solaz y esparcimiento de los turistas sino para mentarle la madre al gobierno, a Busch, a las transnacionales y para defender todo lo que los sindicatos y líderes de inconformes profesionales tengan en propiedad privada. Si se corre con suerte, la marcha será de los 400 pueblos y entonces los marchistas desfilarán, por reglamento, encuerados o como los trajeron al mundo, lo cual agregará a la marcha un toque verdaderamente sutil y folclórico y los turistas se sentirán todos Spencer Tunick (Oye, ¿qué, no será posible contratar a los 400 pueblos para que nos organicen unas 400 marchas anuales y así subimos las probabilidades al 100% y podemos tener tours matutino y vespertino). Llegado el momento en el que pasa el contingente más nutrido (es decir, cualquier número entre 37 y 986,000), se les advierte a los turistas que, a diferencia de Londres, en dónde sí quieres decir algo malo de la Reina o el Primer Ministro no debes pisar suelo británico, en el DF y sus 31 estados de los alrededores, si le mientas la madre al Presidente en público o injurias a quién sea, lo más probable es que termines como diputado. Aquí se les explica que la injuria y el vituperio están en el diccionario de la política y para probarlo se les reparten volantes con citas textuales de groserías proferidas por Manuel Espino líder del PAN. Se les explica que: “psi, que o sea, que pus ora y que son actos educativos pal pueblo y que nel, que no se pongan roñosos y que o sea, pinches turistas mamones”.
Tour # 1
Panorámica de marchas y plantones desde el Hotel Meliá Reforma.
Un guía de DF Tours pasa al hotel a re-coger a los turistas y, para empezar, nuestro representante se los alburéa. Luego, con toda impropiedad los conducirá a la parada del microbús más cercano y los traslada mediante 7 transbordos microbuseros hasta el Hotel Melía situado estratégicamente en la confluencia de Reforma, Bucarelí, La Torre del Caballito y el plantón eterno de la inconformidad. En esta esquina estratégica, como ya sabemos, las probabilidades de ocurrencia de una marcha sobre Paseo de la Reforma son, de acuerdo con el INEGI, de 99.83%. Se les advierte a los turistas que usen sus camaritas Fuji, Canon o Samsung porque lo que ven no es un montaje ni una escenificación sino que es una protesta real; el trafico se ha desquiciado por quincuagésima ocasión en los primeros 50 días del año, los automovilistas desesperados en realidad lo están y los bocinazos y mentadas son encabronamiento real y parte de la idiosincrasia chilanga (ni más, ni menos). Los marchistas efectivamente han sido pagados pero no para solaz y esparcimiento de los turistas sino para mentarle la madre al gobierno, a Busch, a las transnacionales y para defender todo lo que los sindicatos y líderes de inconformes profesionales tengan en propiedad privada. Si se corre con suerte, la marcha será de los 400 pueblos y entonces los marchistas desfilarán, por reglamento, encuerados o como los trajeron al mundo, lo cual agregará a la marcha un toque verdaderamente sutil y folclórico y los turistas se sentirán todos Spencer Tunick (Oye, ¿qué, no será posible contratar a los 400 pueblos para que nos organicen unas 400 marchas anuales y así subimos las probabilidades al 100% y podemos tener tours matutino y vespertino). Llegado el momento en el que pasa el contingente más nutrido (es decir, cualquier número entre 37 y 986,000), se les advierte a los turistas que, a diferencia de Londres, en dónde sí quieres decir algo malo de la Reina o el Primer Ministro no debes pisar suelo británico, en el DF y sus 31 estados de los alrededores, si le mientas la madre al Presidente en público o injurias a quién sea, lo más probable es que termines como diputado. Aquí se les explica que la injuria y el vituperio están en el diccionario de la política y para probarlo se les reparten volantes con citas textuales de groserías proferidas por Manuel Espino líder del PAN. Se les explica que: “psi, que o sea, que pus ora y que son actos educativos pal pueblo y que nel, que no se pongan roñosos y que o sea, pinches turistas mamones”.
Terminada la marcha un ñero conduce a los turistas a espaldas del Hotel Meliá a que visiten el Plantón de la inconformidá que la CNTE ha establecido de manera provisional permanente hasta que se cambie la ley del ISSSTE pa’que quede como endenantes; o sea, que el plantón se quedará hasta dentro de chorromil días. Los turistas se pueden tomar fotos junto al plantón de la CNTE y conversar con los plantonistas (¿así se dice?). Al terminar, un ñero les reparte fotos de Flavio Sosa, René Bejarano y Martí Batres, este último aparece anunciando navajas de rasurar con un celular en la mano diciendo: “bye Ale”.
Finalmente, se tiene contratado con el Hotel Melía un servicio insalubre de aguas frescas de la ñora de la esquina y tacos sudados del Paseo de la Salmonela, a los turistas que no resisten la Revancha de Moctezuma, se les lleva en chinga al Hospital Rubén Leñero y se les hace esperar en urgencias de 3 a 4 horas apretando a duras penas el conducto proceloso para que no... al final se les da una cucharadita de Peptobismol. Los turistas quedan agradecidísimos, no sabes.
Los turistas regresan a sus hoteles at their own pace; o sea, como puedan.
Higinio Della Chi
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